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Mi alumno plagió

En los últimos nueve años de mi vida me he dedicado a la docencia universitaria. Enseño cursos de comunicación social y he tenido numerosas anécdotas con mis estudiantes. Hoy quiero destacar la vez que un alumno plagió íntegramente un trabajo.

Tarea: ver Netflix

La tarea consistía en observar un capítulo de una serie de Netflix y luego emitir un análisis en función de los temas comunicacionales que habíamos desarrollado.

Recuerdo que el tema era la función del portavoz en la estrategia comunicacional y tenían que comparar la teoría con el desenvolvimiento del portavoz del presidente de los Estados Unidos en un capítulo de la serie Designated Survivor.

Copia y pega

La mayoría de los alumnos estaban entusiasmados. Me comentaban que no era común que un profesor les deje como tarea ver Netflix. Sin embargo, al momento de revisar los trabajos caigo en la cuenta de que mi alumno plagió. Había realizado el famoso «copia y pega».

El contenido del análisis lo había extraído íntegramente de un foro de Internet en el que colocaban comentarios sobre las series.

Cuando vi esa acción me cuestioné sobre la razón que el estudiante había tenido para incurrir en esto. “No habrá tenido tiempo”. “No le gusta trabajar”. “Habrá tenido algún inconveniente de salud”. “No le gustó la serie”. Fueron algunos de mis pensamientos.

Calificación: no presentó

Al final lo califiqué con cero y le puse una anotación grande exhortándolo a que nunca más realice esta acción ilícita.

Cuando llegamos a la clase el alumno me reclamó. Cuando le entregué el trabajo con los resaltados y los enlaces de referencia de Internet, solo atinó a decirme: «Todos lo hacen profe».

Yo le dije una frase que le había escuchado a mi abuelo: «Los pecados de los otros no nos hacen santos».  No dijo nada más.

No se puede pretender un mundo mejor si las practicas éticas no se promueven de manera integral.

Al final de la clase le pedí que se quedara. Le mencioné que lo que había hecho no es una práctica ética. Y que para ser un buen comunicador primero hay que ser una buena persona, en una frase parafraseada de un gran maestro como Kapuściński.

Nunca vi en el alumno una intención de enmienda. Al final jaló el curso. Lo tuve de nuevo en el siguiente semestre y a la mitad se retiró. Nunca más supe de él.

La enseñanza

Esta situación me dejó pensando en el rol de los profesores. Si el alumno plagió en mi curso, que era de sexto ciclo, quiere decir que en cinco ciclos antes hay altas probabilidades de que haya copiado sin que lo hayan notificado.

Y lo segundo. Ojalá que no continúe con estas acciones. No se puede pretender un mundo mejor si las practicas éticas no se promueven de manera integral.

Escribe: Daniel Jácobo

Foto: Imagen de Nikolay Georgiev en Pixabay

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